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sábado, 6 de diciembre de 2014

VIEJAS FOTOS DE GORILA DE MONTAÑA


 En uno de nuestros primeros viajes, realizado allá por los años ochenta al corazón de Africa, tuvimos la suerte de conocer, entre otros lugares, el Parque Nacional de Los Volcanes, en la zona oriental de las Montañas Virunga, en tierras de Ruanda.
 En la foto una visión lejana de parte de la cadena montañosa, con el Volcán Sabyinyo a la izda, el Volcán Gahinga en el centro y el Volcán Muhabura a la derecha de la imagen.



 Alli vive una de las poblaciones de Gorilas Orientales " Gorilla beringei" de la subespecie G.b.beringei, conocidos como Gorilas de Montaña, que junto a los que habitan el " Bwindi Impenetrable National Park" del suroeste de Uganda, suman unos cientos de ejemplares que se encuentran en grave peligro de extinción.


 En la época en la que visitamos la zona, en el periodo interguerras en Ruanda, aquel lugar estaba siendo gestionado por Dian Fossey, a la que tuvimos la oportunidad de saludar, y que habia conseguido habituar a dos familias de gorilas a la presencia humana, lo que le permitia introducir a dos grupos de turistas diariamente a las laderas del Volcán Visoke para observarlos, con lo que conseguia recaudar fondos para mantener un servicio de guardas forestales que vigilaran la zona y redujeran la presencia de furtivos, y ademas financiaba en parte la investigación alli desarrollada con los gorilas.
 Los grupos eran de seis personas cada uno y el precio del momento era el equivalente a 2000 pesetas de la época.


 Nuestra visita a la zona protegida comenzó al amanecer despues de atravesar campos de cultivo que rodean la selva y le van ganando terreno poco a poco, para buscar en primer lugar los nidos que construyen diariamente los gorilas sobre los arboles para pasar la noche. Despues seguir los rastros de heces y sendas abiertas en la vegetación por los gorilas mientras esperabamos que ellos terminaran con su primera comida del dia.


 Una vez que encontramos el grupo familiar, del que esta cria fué el primer ejemplar que vimos, nos quedamos a corta distancia de ellos esperando sus movimientos. Despues de andar unos metros se echaron a descansar tranquilamente el macho y las dos hembras presentes, mientras las tres crias se dedicaron a llamar nuestra atención, y la mayor de ellas, se podria decir, a jugar con nosotros.


 Fueron tres horas maravillosas e inolvidables en las que nos sentimos muy cerca de ellos, sin ninguna sensación de peligro y pensando en lo parecidos que son a nosotros, casi se diria que solo les falta hablar.


 En esta foto la cria de mayor edad cuando venia a tocarnos las rodillas, jugar a quitarnos los cordones de las botas, y siempre con la atenta vigilancia de sus padres, hacer por comunicarse con esos monos palidos y con poco pelo que estaban invadiendo su intimidad. Espero que alguno de ellos viva todavia a pesar de las calamidades por las que han tenido que pasar.

 Disculpas por el mal estado de las imagenes, escaneadas de antiguas diapositivas agfa, que solo mantuvieron su calidad y sus colores durante unos años.

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